jueves, 13 de diciembre de 2007

PIENSA ANTES DE ACTUAR.....









EL HOMBRE POR NATURALEZA......
A la Psicología como ciencia le compete proveer respuestas al atentado a las torres Gemelas, que podríamos categorizar como un magnicidio, como un fenómeno que aparentemente no tendría respuesta. El rol de Psicología no sólo tiene el afán de conocimiento “científico” sino su intención deberá ser el coadyuvar a modificar los posibles defectos del sistema de vida propio de la “civilización occidental”, que a partir de este hecho ha evidenciado más nítidamente su fragilidad. Esto desde un punto de vista de la imparcialidad científica que le compete.

Fragilidad que el terrorismo extremo ha evidenciado poniendo al descubierto el vínculo perverso que presenta en el Occidente demasiado bienestar material coexistente con “la violencia de la pobreza sin esperanza”, tal como lo afirma Luciano Peirone en un artículo editado en internet y reciéntemente aparecido titulado “Extreme Terrorism and its Paradoxical Psychological Lessons”

Y no solo se precisa presentar esta afirmación sino también es evidente la imagen que nos presenta el famoso literato Paulo Coelho quien sustenta que se ha hablado mucho sobre la Paz, pero la mayor parte del tiempo se han conducido guerras. La guerra no es la alternativa correcta, se siguen utilizando viejos métodos para nuevos desafíos, dicho viejo método es la guerra. En esta guerra hay personas inocentes que sufren, de ambos lados.


Las múltiples imágenes dramáticas y de gran visibilidad, que hemos podido observar son un referente inescapable para analizar dicha realidad, la población afectada en esta circunstancia ha quedado impactada, tanto individual como colectivamente, y se verá obligada a generar adaptaciones múltiples a las nuevas realidades.

El patrón individual característico corresponde al de stress post-traumático, que compromete todas las áreas del psiquismo: cognitivas relacionadas a alteraciones del pensamiento y de la conducta llegando incluso a dificultades para la toma de decisiones; una emocionalidad intensa, acompañada de miedo e irritabilidad, aparición o agravamiento de síntomas físicos, alteraciones en las relaciones interpersonales así como un generalizado sentimiento de inseguridad colectiva en los símbolos de poder y de seguridad que hasta momentos previos al ataque casi toda la sociedad norteamericana poseía, expresado en un sentimiento de invulnerabilidad.

Temor a la destrucción, sentimiento de vulnerabilidad y al daño es otra de los impactos que se ha podido detectar, la respuesta de la Asociación de Psicólogos Americana fue la de aconsejar a la población tomar medidas para una menor exposición a los niños y/o el esclarecimiento correspondiente por parte de los mayores.

Sentimiento de pérdida de control y de la capacidad de enfrentamiento cognitivo, actitudinal ante nuevas o complejas situaciones. Ello se evidenció en las explicaciones asumidas no sólo por la mayor parte de la población sino fundamentalmente por los líderes gubernamentales llegando a categorizaciones polarizadas de un nivel primario.

La desconfianza y disposición hipervigilante y suspicaz (o cognición paranoídea), como consecuencia de un sentimiento de inseguridad colectiva es coincidente con actitudes y conductas negativas contra los exogrupos, especialmente para los miembros estigmatizados. Ello necesariamente ha conducido y llevará a discriminaciones y xenofobia y violencia intergrupal. Ahora expresada en las torturas infligidas a los prisioneros iraquíes.

Respuestas ante los efectos psicosociales

Un mecanismo compensatorio y de reacción a los procesos de globalización sin rostro es el incremento de lealtad y sentimiento de identidad con diversas agrupaciones sociales, si bien es cierto que durante 1992 se dio una polémica marcada entre los liberales y los comunitaristas, pareciera que la tendencia actual daría razón a los segundos. Dicho proceso compensatorio coexiste, como lo vimos en el párrafo anterior con la agudización de conflictos étnicos, religiosos o internacionales.

Otro plano en el que se presenta el impacto de dicho evento es el riesgo de debilitamiento de los valores democráticos, de respeto a la diversidad y el fortalecimiento de las identidades sociales primarias. Los grandes pasos dados por las Naciones Unidas, en particular la UNESCO en pro de la convivencia social aparentemente se fragilizan.

El fanatismo e infinito espíritu de sacrificio debe ser contemplado en cualquier análisis que se precie de imparcial. Esta es una fuerza que se sustenta, en el presente caso, en la ideología religiosa llevada a sus límites.

Es necesario reconocer como el poder máximo de la hipertecnología ha reducido la responsabilidad de la inteligencia humana, expresada como pasividad humana ante la fuerza del polo mecánico-informático, en una época en la que presume que la sociedad del conocimiento genera mecanismos e instrumentos que se supone la llevaran a buen camino, nos referimos a la “gestión del conocimiento”.

Por último, una existencia de patrones “morales” que no pueden ser ignorados se ha hecho presente en el escenario internacional de una manera perversamente visible, esa dimensión también deberá ser considerada en la generación de respuestas que la Psicología y otras disciplinas científicas tendrán que proponer para aquel propósito de modificar los defectos de los sistemas de vida proveídos por la sociedad occidental. Ello nos podría señalar algunos caminos alternativos a la desesperación-exasperación expresadas tan crudamente y en dimensiones magnificadas de lo que nos tocó vivir a nosotros en la década de los ochenta.

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